jueves, 30 de octubre de 2025

La primera emisión latina de Lascuta y Lacca Mopsi



 Artículo publicado por Francisco Jordi Páez en "Apuntes Históricos y de Nuestro Patrimonio 2025".


1. Introducción

    El presente estudio se expuso en una ponencia, a modo de primicia servida en bandeja ante los alcalaínos y las alcalaínas, el pasado 26 de marzo en el Convento de Santo Domingo del siglo XVI, situado en Alcalá de los Gazules, titulada “El sinecismo entre las ciudades de Lacca y Lascuta en la confluencia de los ríos Guadalete y Majaceite”. En esta exposición se dio a conocer una nueva evidencia epigráfica de la inscripción LAↃↃ(A) MOPSI en la primera emisión latina de LASCVT(A), lo que demostraría la existencia de dos topónimos distintos. La explicación de esta sutil diferenciación se fundamenta en un claro proceso de sinecismo (gr. συνοικισμός ‘cohabitación’) en el que Lascuta se habría integrado en Lacca durante los últimos decenios de la romanización. Esta teoría se respalda con los hallazgos monetarios registrados entre Jerez de la Frontera y Arcos de la Frontera, en concordancia con las referencias históricas existentes, por lo que se plantea la posibilidad de que esta acuñación conmemorativa de Lascuta estuviera motivada por la necesidad económica de la ciudad estipendiaria de establecer el soporte material de su institucionalización.

2. Problemática

    Lascuta es una ciudad estipendiaria del Conventus Gaditanus, citada por Plinio[1], que cuenta con dos testimonios arqueológicos de su existencia: por un lado, el “Bronce de Lascuta” o la Tabula Lascutana[2], procedente del territorio de Alcalá de los Gazules, se trata de un edicto de manumisión del año 189 a.C. en el que se libera a los siervos de los hastenses de la turris lascutana; y, por el otro, las monedas broncíneas con escritura neopúnica degenerada y latina, bilingües, acuñadas entre los siglos II y I a.C., identificadas con Lascuta, por primera vez, por el académico y numismático, Antonio Delgado y Hernández[3]. Las dudas con respecto al hallazgo del “Bronce de Lascuta” en Mesa del Esparragal, Correderas de la Salud o la misma Alcalá de los Gazules son razonables, dada su descontextualización[4], aunque la supuesta ubicación de la ciudad romana de Lascuta en la Mesa del Esparragal parece descartarse en los tiempos actuales[5]. No obstante, la propuesta de su ubicación en Alcalá de los Gazules parece cobrar mayor consistencia, a partir de las últimas intervenciones arqueológicas en su casco urbano, donde existen los vestigios de un asentamiento romano de relevancia[6].

    Los hallazgos monetarios destacan por su aparición en Bolonia, Cerro del Prado, Cáceres el Viejo, San Fernando, Arcos de la Frontera, Cerro del Aljibe, Bares, Murcia[7], Junta de los Ríos, Baños de Gigonza en San José del Valle, cercanías de los ríos Barbate y Álamo, alrededores de Sevilla, en la Fuente de la Salada o Plaza Collado de Alcalá de los Gazules[8], Cortijo de Casinas[9], alrededores de Sevilla, Villaluenga del Rosario y en distintos puntos de la campiña de Jerez de la Frontera, lo que dio pie a proponer su ubicación en la Torre Melgarejo[10]. Esta última hipótesis de ubicar Lascuta cerca de Jerez de la Frontera y no de Alcalá de los Gazules ha vuelto a aparecer, sin saber que pronto amenaza ruina, pues, a continuación, se da una explicación a tal circunstancia, en concordancia con las referencias históricas relativas a sus hallazgos monetarios[11].

1. Nueva evidencia epigráfica

    Entre todas las inscripciones monetales latinas de Lascuta, en las que aparece inscrito el topónimo abreviado por suspensión LASCVT(A), así como algunas leyendas que mencionan los nombres personales como A. IRTHI, P. TERENT BODO o L. NVMIT BODO, nadie había reparado hasta ahora en una anomalía de una serie en concreto. Esa serie en cuestión corresponde con la que muestra en el anverso un busto con casco, que supone una ruptura con las demás iconografías hercúleas de los anversos, ya que presenta una leyenda latina en el campo superior de la tipología en el reverso, mal leída, desde luego, dada su similitud con la de Lascuta que aparece en el anverso.



                                 
Museo Nacional de Dinamarca (Copenhague)

    La moneda que ha sido objeto de revisión por su excelente estado de conservación se custodia actualmente en el Museo Nacional de Dinamarca (Copenhague) y procede de la colección numismática del abogado, anticuario y numismático gaditano, Joaquín Rubio y Muñoz. En el anverso se lee la leyenda externa LASCVT delante del busto galeado y en el reverso, abajo en el exergo, se lee MOPSI y, arriba del elefante, LAↃↃ con las dos C retrógradas[12]. Esta nueva lectura permite realizar una primera reflexión sobre su identificación con un topónimo, al menos, distinto al de Lascuta a partir de otros paralelos de esa dualidad toponímica con escritura latina en una misma emisión. (*1)


2. Hispania Citerior Tarraconensis

    Las primeras emisiones latinas acuñadas por las ciudades romano-republicanas de Nassica y Calagurris (antes Kalakorikos), Bilbilis (antes Bilbiliz) e Italica y, por último, Silbis y Turiaso (antes Turiazu), cuentan con el mismo patrón que nuestra moneda en cuestión. En primer lugar, Nassica y Calagurris Iulia identificada con Calahorra (La Rioja). En el anverso, NASSICA delante del busto masculino, y en el reverso del toro, arriba CALAGURRI y abajo IVLIA. Esta moneda se ha considerado como una acuñación conmemorativa sobre la celebración de un acontecimiento histórico tan importante como era la concesión de su estatuto de municipio romano durante las últimas décadas de la época republicana, aunque el sobrenombre Nassica, lo recibió antes de su municipalización[13]. La abundante producción monetaria de Calagurris Iulia se debió no sólo al uso local, sino también a la necesidad de abastecer de moneda a las tropas romanas que se ubicaban en la vía principal de acceso a esa zona en el valle del Ebro[14].


    Esto nos daría la lectura de dos topónimos distintos: Nassica y Calagurri Iulia. La cita de Plinio “Calagurritani qui Nassici cognominantur”[15] (los calagurritanos que se apellidan násicos) apuntan a la existencia de una Nassica, como ciudad de los násicos, que, a su vez, constituye el cognomen o apellido de los calagurritanos. De hecho, Nassica tiene su propia moneda, en el anverso, leyenda externa NASSICA delante del busto, y en el reverso, bucráneo, encima C·VAL, a los lados AED e ILES y debajo C·SEX.



   En segundo lugar, Bilbilis, identificada con el Cerro de la Bámbola (Calatayud, Zaragoza) que presenta en su primera emisión latina, en el anverso, delante o detrás del busto masculino BILBILI, aunque después adopta la forma de BILBILIS y en el reverso ITALICA. Ya Amela Valverde[16], siguiendo a Collantes Pérez-Ardá[17] y Beltrán Lloris[18], sugería que Italica pudiera ser un sobrenombre derivado del asentamiento de itálicos en Bilbilis, pero, más bien, como señala Solana Saínz, quizá indicase la existencia de la nueva población con respecto a la antigua celtibérica, que aún estaría habitada[19]. En este sentido, Italica sería el nombre de una ciudad romana de nueva creación, como es el caso de su homónima hispalense en la actual Santiponce (Sevilla). En tercer y último lugar, Turiaso, identificada con Tarazona (Zaragoza) que presenta en su primera emisión latina, en el anverso, delante del busto femenino leyenda externa SILBIS y en el reverso, debajo inscripción TVRIASO. La leyenda SILBIS se ha relacionado con el nombre de la ciudad de Turiaso e incluso con un apelativo similar al que poseen otras ciudades anteriormente citadas que acuñaron este tipo de emisiones latinas[20].




3. Hispania Ulterior Baetica

    Existe un único paralelo constatado en Sisipo y Detaumo, que acuñaron emisiones latinas, aunque siempre se hayan considerado como una misma realidad cívica, el catedrático emérito en Filología Latina de la Universidad de Sevilla, José Antonio Correa Rodríguez, desmiente tal creencia y asegura que estamos ante dos topónimos completamente distintos[21]. La ubicación es discutida, aunque Leandre Villaronga i Garriga señala que la zona situada entre Jerez de la Frontera y Arcos de la Frontera, más concretamente, entre el cortijo de Vico y de la Peñuela, es donde existe una mayor densidad de hallazgos monetarios, por lo que parece probable su ubicación en esta zona[22]. En la serie de cabeza femenina tocada con toscas espigas de trigo y el Hércules gaditano en su faceta frugífera, SISIPO aparece delante del busto en leyenda interna, y en el reverso arriba del toro o atún DETAV. En la serie de cabeza galeada, el anverso es anepígrafo y, en el reverso aparece inscrito entre el toro, arriba DETVMO y abajo SISIP o SISIPO. Por tanto, los topónimos serían Sisipo y Detaumo. En el caso de Sisipo, quizá pudiera ser una ciudad estipendiaria, tal y como lo fue Baesipo, siendo DETAV y DETVMO abreviaturas del topónimo Detaumo, con una análoga relación tipológica de sus retratos, tanto hercúleos como galeados, con los de Lascuta y Lacca.



4. Interpretación histórica

    La ciudad romana de Lacca no contaba con ningún testimonio epigráfico, a pesar de los intentos por relacionarla con los tituli picti en los que aparece la inscripción LAC que, tras la publicación de un reciente estudio, se ha demostrado que un rótulo de colonia ha resuelto la cuestión de la forma más inesperada, siendo leídos como LAC(erti) CA(tili) VE(teres), es decir, lacerti (jureles) catili o catuli (pequeños) veteres (envejecidos)[23]. En este sentido, el único testimonio que existe es literario, pues aparece de la mano del poeta al-Ḥimyarī, en su obra geográfica Rawḍ al-Mi’tār, al mencionar la existencia de una ciudad en la cora de Šiḏūna, llamada Lakka, construida por el césar Uktabyān, y cuyos restos aún subsistían, con una de las mejores fuentes termales de Al-Ándalus. Junto al río de las ruinas de Lakka, se enfrentaron las tropas visigodas de Rodrigo y las musulmanas de Tāriq b. Ziyād[24], dando nombre a la célebre Batalla del Wādī Lakka (Guadalete). Según Ibn Sa’īd, el Wādī Lakka era un hermoso río que, a su paso por Šarīs (Jerez), se hallaba lleno de huertas y paisajes deliciosos, y venía a ser un compendio del río de Isbiliya (Sevilla)[25]. En las obras de Yāqūt[26] o al-Ḥimyarī[27], se menciona el emplazamiento de Qalsāna (Casinas) en la confluencia de los ríos Lakka y Bīta/Būta, identificados con el Guadalete y su afluente, conocido por los nombres de Guadalcacín y Majaceite, que vierten sus aguas en la Junta de los Ríos[28].

    La ubicación de Lacca aún es discutida, pues Leopoldo Torres Balbás la identificó con el castillo y los baños de Gigonza[29], aunque, años más tarde, el profesor Genaro Chic García, siguiendo la teoría de Claudio Sánchez Albornoz, la situó en la Junta de los Ríos[30]. Lo cierto es que, la confluencia de los ríos siempre ha tenido una importancia estratégica para la implantación de Roma, puesto que desempeña un papel crucial de nudo de comunicación, tanto terrestre como fluvial, cuyo control permite el transporte de mercancías como puerto fluvial, así como el dominio de las terrazas fluviales y la explotación agrícola de las fértiles llanuras que le rodean. Por el contrario, la situación aislada y marginal de Lascuta, como oppidum o plaza fuerte, situada en el interior de los escarpes naturales de los montes alcalaínos, se nos presenta como una entidad menor a la nueva civitas de Lacca, que se funda como una cabeza administrativa en la llanura aluvial que constituía la piedra angular de lo fiscal, judicial, religioso, político y económico, a través de un proceso sinecista (conocido con el término contributio), que viene a dar sentido al trasvase de la población de Lascuta al llano con la pacificación[31].

    El cognomen Mopsi podría ser el caso genitivo de Mopsus, en relación al adivino Mopso, por lo que Lacca, si deriva de la raíz indoeuropea *lak-: gr. λάκκος ‘cisterna’, lat. Lacus ‘agua remansada, estanque, lago, mar’[32], presente en topónimos como Laccuris, Lacipo, Lacilbula o Lacimurga, Lacca Mopsi significaría ‘estanque de Mopso’, al igual que Hestia Mopsi ‘hogar de Mopso’. Esta etimología manifiesta la estrecha relación de esta nueva fundación romana con los manantiales de aguas sulfurosas que afloran en su entorno, así como la importancia de los mitos heroicos griegos en la creación de la identidad cultural de las ciudades asentadas en las riberas de este río que, en su desembocadura, contaba con un oráculo y puerto del héroe Menesteo[33]. El argonauta Mopso era descrito con un morrión ceñido de ínfulas y el laurel del Peneo en lo alto de la cimera[34], un retrato bélico relacionado con la necesidad de abastecer de moneda a las tropas romanas acantonadas en el valle del río Guadalete por estas ciudades estipendiarias. Los diseños del jabalí y la serpiente representan a los seres antagonistas de este héroe mítico; uno relacionado con la cacería del jabalí de Calidón en la cual participó y otro con la serpiente que le dio muerte en el desierto de Libia[35], una dialéctica entre romanos e indígenas en la apropiación ideológica de un territorio, por lo que, conllevará la concesión de privilegios y la eliminación de cargas tributarias.





NOTAS

(*1) Esta lectura, que puede ser controvertida por el mal estado de la mayoría de ejemplares, ha sido confirmada por la catedrática emérita en numismática de la Universidad de Sevilla, Francisca Chaves Tristán. La experta numismática afirma: "la primera letra es una L incompleta debido  a una imprecisión, típica de este periodo, la A no tiene más vueltas de hojas y, finalmente, sí veo dos C retrógradas, que se  confundieron con el punteado que rodea toda la moneda. En definitiva, tu lectura sí es la correcta y tienen que admitirla".

    Para mejor lectura de esta leyenda, se ha tenido acceso a imágenes en color del ejemplar ubicado en el Museo Nacional de Copenhague, remitidas por la administración del propio museo.

[1] Plinio, Historia Natural, III, 15.

[2] CIL II 5041.

[3] Delgado y Hernández, A. (1871): Nuevo método de clasificación de las Medallas autónomas de España, tomo II, Imprenta de D. Antonio Izquierdo y García, Sevilla.

[4] No ha sido posible fijar exactamente el lugar del hallazgo arqueológico, ni las circunstancias del mismo, ya que el bronce fue comprado por el ingeniero polaco Lazeski, quien lo llevó a París con informes equivocados, véase Rodríguez de Berlanga y Rosado, M. (1881): Los bronces de Lascuta, Bonanza y Aljustrel, Imprenta que fue de Don José Martínez de Aguilar, hoy de Don Ambrosio Rubio, Málaga.

[5] Gutiérrez López, J. M.ª y Martínez Enamorado, V. eds. (2015): A los pies de Matrera (Villamartín, Cádiz). Un estudio arqueológico al oriente de Siduna, Villamartín (Cádiz).

[6] Montañés Caballero, S. (2006): “Actuación arqueológica de urgencia. Calle San Juan de Ribera y Alonso el Sabio. Alcalá de los Gazules”, Anuario Arqueológico de Andalucía, p. 504.

[7] Ruiz López, I. D. (2010): La circulación monetaria en el sur peninsular durante el período romano-republicano, Universidad de Granada, Granada, p. 316.

[8] Pérez Rodríguez, M. (2025): “¿Dónde se ubica Lascut?”, Entre Abulagas y Caillos, Alcalá de los Gazules; Muñoz A. y Parodi, L. (1980): “Los depósitos romanos de agua de Alcalá de los Gazules”, Boletín del Museo de Cádiz, 11, pp. 40-45.

[9] Mancheño y Olivares, M. (1901): Antigüedades del Partido Judicial de Arcos de la Frontera y pueblos que existieron en él, El Arcobricense, Arcos de la Frontera.

[10] Mateos Gago, F. (1871): “Lascut”, en Delgado y Hernández, A.: Nuevo método de clasificación de las Medallas autónomas de España, Imprenta de D. Antonio Izquierdo y García, Sevilla, p. 163.

[11] En la conferencia sobre “Asta en las fuentes árabes” celebrada en la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez de la Frontera el 2 de marzo de 2021, con la que se cerraba el ciclo ‘Jerez Siempre’, el arabista jerezano, Miguel Ángel Borrego Soto, que asimismo fue presentado por el arqueólogo y presidente del Centro de Estudios Históricos Jerezanos, Francisco Barrionuevo Contreras, afirmaba que la turris lascutana no estaba en Alcalá de los Gazules, sino en un entorno mucho más cercano a la propia ciudad romana de Hasta Regia, situada en Mesas de Asta, dentro de su amplio alfoz.

[12] Esta singular Ↄ aparece en una de las monedas latinas con leyenda retrógrada de Carissa Aurelia.

[13] Beltrán Villagrasa, P. (1974): La cronología del poblado ibérico del Cabezo de Alcalá (Azaila), según las monedas allí aparecidas. En Beltrán Villagrasa, P.: Obra completa I. Antigüedad, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, p. 171; Hernández Guerra, L. (2006): v. Calagurris, en Roldán Hervás, J. M. (ed.): Diccionario Akal de la antigüedad hispana, Akal, Madrid, p. 184.

[14] Amela Valverde, L. (2012): “Las dos primeras emisiones latinas de la ciudad de Calagvrris”, Kalakorikos 17, pp. 127-146.

[15] Plinio, Historia Natural, III, 24.

[16] Amela Valverde, L. (2014): “La emisión de Bilbilis Italica”, Acta Numismática, 44, Barcelona, p. 47.

[17] Collantes Pérez-Ardá, E. (1997): Historia de las cecas de Hispania antigua, Madrid, p. 91.

[18] Beltrán Lloris, F. (2000): “El tiempo de Augusto”, en Roma en la Cuenca Media del Ebro. La Romanización en Aragón, Zaragoza, p. 81.

[19] Solana Saínz, J. M. (1989): “Colonización y Municipalización bajo César y Augusto: Hispania Citerior”, en Aspectos de la colonización y municipalización de Hispania, Mérida, p. 91.

[20] Amela Valverde, L. (2007): “La primera emisión latina de Turiaso”, TVRIASO XXI, p. 100; Villaronga i Garriga, L. (1987): Numismática antigua de Hispania. Iniciación a su estudio, Barcelona, Cymys, p. 244.; García-Bellido, M.ª P. y Cruces Blázquez, C. (2002): Diccionario de cecas y pueblos hispánicos, con una introducción a la numismática antigua de la Península Ibérica, vol. I, Introducción, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, p. 69.

[21] Correa Rodríguez, J. A. (2026): Toponimia Antigua de Andalucía, Universidad de Sevilla, Sevilla, p. 293.

[22] Sáez Bolaño, J. A. y Blanco Villero, J. M. (1996): Las monedas de la Bética romana, vol. I, Conventus Gaditanus, San Fernando, p. 320.

[23] Djaoui, D. (2016): The myth of ‘Laccatum’: a study starting from a new titulus on a Lusitanian Dressel 14. In I. V. Pinto, R. R. de Almeida and A. Martin (eds), Lusitanian Amphorae: Production and Distribution. Roman and Late Antique Mediterranean Pottery 10, Archaeopress, Oxford, pp. 117-127.

[24] Al-Ḥimyarī, Rawḍ, p. 511.

[25] Ibn Sa’īd, Mugrib, I, pp. 224-225.

[26] Yāqūt, Mu’ŷam, IV, p. 389.

[27] Al-Ḥimyarī, Rawḍ, p. 466.

[28] Borrego Soto, M. A. (2024): ““Y habiendo llegado al río que se llama ‘Vedelac’…” Lakka y Wādī Lakka: nueva hipótesis de ubicación”, Revista de Historia de Jerez, 27, p. 18. E

[29] Torres Balbás, L. (1957): Ciudades yermas hispanomusulmanas, Imprenta y Editorial Maestre, Madrid.

[30] Chic García, G. (1979-80): “Lacca”, Habis, 10-11: pp. 255-76.

[31] La nueva propuesta del arabista jerezano, Miguel Ángel Borrego Soto, de ubicar la ciudad romana de Lacca en la Sierra de Gibalbín, sin desmerecer su trabajo de recopilación de datos, creemos que no se puede sostener por tres razones: la primera, el hecho de que Lascuta sea un oppidum o una plaza fuerte en altura, implica que Lacca estuviera situada en el llano, no en la cima de un monte; la segunda, la existencia de una análoga relación tipológica del retrato galeado entre Lascuta-Lacca y Sisipo-Detaumo, reduce su ubicación a la llanura aluvial del río Guadalete; la tercera, y última, la abundancia de los hallazgos monetarios entre Jerez de la Frontera y Arcos de la Frontera, según la tradición histórica, viene a corroborar la opinión, más que consabida, de ubicar la ciudad romana de Lacca en la Junta de los Ríos.

[32] Villar, F. (2000): Indoeuropeos y no indoeuropeos en la Hispania prerromana, Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca: p. 314.

[33] Estrabón, Geografía, III, 1, 9; Ptolomeo, Geografía, II, 4, 5.

[34] Valerio Flaco, Argonáuticas, I, 383-386.

[35] Grimal, P. (1989): Diccionario de Mitología Griega y Romana, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, pp. 365-66.










martes, 18 de marzo de 2025

Términos numismáticos en la vida cotidiana

 

    Quien me conoce bien es sabedor de mi pasión por la etimología, es por ello que quiero publicar este artículo con palabras o expresiones que tienen origen en el dinero. Sin más preámbulos procedo a ello:

    -Calderilla: Todos hemos usado la expresión "eso es calderilla" para hacer referencia a que es poco dinero o que son monedas de poco valor. Pues bien, su origen viene de la moneda llamada barilla, designada en 1680 y usada en Filipinas durante el siglo XVIII y que era una pieza monetaria fraccionaria elaborada con cobre, al igual que los calderos de la época. En el año 1837 fueron sustituidas por monedas acuñadas en España. Su sinónimo de bajo valor viene dado por el hecho de que estaban fabricadas en cobre, que es un material de poco coste, o bien de vellón, es decir, con aleaciones de plata y cobre. Además, estaban reselladas, o sea, que tienen una marca indicando que su valor es todavía menor que el indicado originalmente. Su valor era de 2 maravedís pero más tarde se manufacturaron otras de 4 y 8. 

1barilla

    -Perras: Es habitual escuchar la expresión "dame las perras" o "no tengo perras", pero ¿de dónde proviene? Pues proviene de unas monedas que se acuñaron durante el gobierno provisional de la Primera República en 1870. Se acuñaron monedas de 1, 2, 5 y 10 céntimos en bronce. Pues bien, en el reverso tenían un león sujetando un escudo, pero el populacho decía en forma jocosa que los leones parecían perras. Así que las monedas de 5 y 10 céntimos se conocían como Perra chica y Perra gorda, respectivamente.

                        
                          Perra chica
Perra gorda


    -Blanca: ¿Quién no ha dicho nunca "estoy sin blanca"? Todos sabemos que significa estar sin dinero, y el origen proviene de una moneda de vellón castellana medieval de poco valor. Una blanca equivalía a medio maravedí.

1 Blanca

    -Dinero: La propia palabra dinero proviene de denario, o denarius, que era una moneda de plata romana que equivalía a 10 ases. Esta medida monetaria se mantuvo en Europa durante la Edad Media con monedas de plata de poco peso, así teníamos las monedas de 1 Dinero.

Denario romano

1 Dinero de Alfonso VII


    -Sueldo: Hoy en día nos referimos a sueldo como la remuneración obtenida por el trabajo, y ésta deriva del latín solĭdus, que era la forma de compensación de los soldados que constituían las filas del ejército romano mediante una moneda de oro denominada como tal. Esa moneda, tal y como aconteció con el dinero, se mantuvo en la Edad Media por toda Europa, aunque se mantuvo en la Edad Moderna en algunos casos. Un sueldo equivalía a 12 dineros, mientras que 20 sueldos equivalía a 1 libra.

Solidus romano
5 Sueldos 1640 Barcelona

    -Peseta: Todos conocemos la peseta, nuestra anterior moneda, pero ¿conoces su origen? Peseta proviene del catalán peceta, que significa "piececita". Peceta es el diminutivo de peça, que significa "pieza". En el siglo XV, peça se usaba para referirse a algunas monedas de plata y más tarde se usó para designar al real de a dos. En castellano, peça se confundió con pesa, que significa "peso", y por eso peseta se pronuncia con s en lugar de z / c.

1 Peseta

   -Chavo: "No tengo ni un chavo", expresión bastante usada. El chavo es la reducción popular de ochavo, nombre en origen de una moneda española de cobre con peso de un octavo de onza y valor de dos maravedís, mandada labrar por Felipe II y que, conservando el valor primitivo, pero disminuyendo en peso, se siguió acuñando hasta mediados del s. XIX.

Ochavo de Felipe II

    -Duro: "No tengo ni un duro", "ha faltado el canto de un duro". Todos hemos usado esas expresiones y todos, salvo que seas "un millenials" sabemos su origen. Un duro eran 5 pesetas, y por eso teníamos las monedas de 1, 2, 5, 10, 20 y 100 duros, que eran 5, 10, 25, 50, 100 y 500 pesetas, respectivamente. Teníamos el billete de 1000 duros (5000 pesetas), y los más ancianos usaban el duro para calcularlo todo, así si tu sueldo era de 100.000 pesetas, ganabas 20.000 duros. Su origen remoto se remonta a la moneda de peso fuerte o peso duro, esta era la de 20 reales. No era una medida oficial como tal, sino de uso popular.

1 duro

    -Maravedí: "No me queda ni un maravedí", expresión usada por algunos viejos. El origen está claro, es la antigua moneda española que se creó en el siglo XI y estuvo vigente hasta el siglo XIX. Inicialmente, no era una moneda física, sino una moneda de cuenta utilizada para realizar cálculos y contabilidad. Su valor estaba vinculado al marco, una unidad de peso utilizada en Europa Occidental durante la Edad Media. Etimológicamente proviene de una moneda árabe que se usaba en la península llamada "marawarid".

8 maravedís

Dinar árabe


    -Centavo: Expresión muy usada siempre ha sido "no tengo ni un centavo". El origen es claro, es la centésima parte de la unidad monetaria en muchos países. Aunque en España usemos céntimo, es común que otros países de habla hispana usen centavo. También países como Portugal usaban el centavo.

1 centavo portugués

    -Chelín: "No tengo ni un chelín". Chelín viene fonéticamente de Shilling, que era la moneda británica anterior a la libra esterlina actual.  También era usada por países como Austria. Actualmente lo usan países como Kenia o Tanzania.



                                          
                                          Chelín británico
Chelín austriaco

    -Real: "Eso no vale ni un real" o expresiones similares se las oíamos a nuestros abuelos. El Real era una antigua moneda de plata. Surgió en el siglo XIV y se prolongó en el tiempo. Tenía divisores y múltiplos. Ya en tiempos contemporáneos, nuestros abuelos se referían como a 1 real a los 25 céntimos y 2 reales a los 50 céntimos.

1 Real de Felipe V

                                   
                                   1 Real Franco
2 Reales Franco


    -Chatarra: "Eso es chatarra", "solo tengo chatarra". Usamos estas expresiones para referirnos a que solo son monedas de poco valor. Chatarra es hierro que no vale, que se lleva a reciclar pues. El origen etimológico es del vasco "txatarra" que significa "hierro viejo".

   
     -Pasta: "No tengo pasta" "Vale mucha pasta". Palabra usada como sinónimo de dinero, pero ¿cuál es su origen? Las primeras monedas se creaban fundiendo metal formando una pasta metálica, el cospel, que después se acuñaba. Ese término de pasta se empezó a usar como sinónimo de dinero y llegó a nuestros días.




     -Pavo: "Eso vale 1000 pavos". Hoy en día lomusamos como sinónimo de euro. Si algo vale 200 pavos, vale 200€. Pero suborigen se remonta a los años 30 y 40 cuando un pavo valía 5 pesetas, o sea, un duro. Por lo que si algo valía 100 pavos, era 100 duros.




     -Guita: "No tengo guita". Guita como sinónimo de dinero tiene su origen en los antiguos monederos que se cerraban con una guita.




    ¿Se te ocurre algún otro caso?






 





La Batalla de Pagana

    


   Grandes batallas se lidiaron en nuestras tierras, lo cual no es de extrañar por la importancia de la plaza alcalaína y la situación como villa de frontera en la que permaneció durante un largo periodo de tiempo. Una de esas contiendas memorables fue la Batalla de Pagana, la cual dejó su rastro a lo largo de los siglos en forma de leyendas, pero también topónimos.


    Durante los años 1333 y 1334, Abu Malik había liderado a las fuerzas meriníes y granadinas para arrebatar Gibraltar del control castellano. El 26 de febrero de 1334 se firmó en Fez un tratado de paz que obligaba a las fuerzas musulmanas a abstenerse de acciones ofensivas. En los años intermedios, Abu Hasan fue capaz de reprimir una rebelión en Tlemcen. Con la expiración del tratado de paz, Abu Hasan renovó su ambición de expandir sus posesiones en Andalucía, y en 1338, Abu Malik, hijo del rey musulmán, había comenzado a escaramuzar a lo largo de un frente en Arcos de la Frontera, Jerez de la Frontera y Medina Sidonia. Para mejor comprensión lectora, la zona del campo de Gibraltar estaba bajo dominio musulmán, mientras que la zona de la campiña jerezana estaba bajo el dominio cristiano, por lo que Alcalá estaba en una zona fronteriza.

    Eran habituales las incursiones musulmanas para abastecerse, y en 1339 en una de éstas incursiones a la zona jerezana, las tropas de Abu Malik fueron localizadas por las tropas en Alcalá. Éstas, solicitando refuerzos a Medina Sidonia, acamparon en un olivar a la espera de órdenes de comenzar el ataque. Cuenta la leyenda que en un olivo vieron colgada una imagen religiosa, concretamente la representación de Sanctus Sanctus Sanctus, por lo que tras vencer en la batalla consideraron que fue una premonición, y en agradecimiento levantaron una cruz y un altar en el lugar. Ese lugar se convertiría más tarde en el Santuario de Nuestra Señora de los Santos. Por tanto, nuestro santuario no es sino un reconocimiento a la ayuda divina en aquella batalla.

Santuario Nuestra Señora de los Santos

Santuario Nuestra Señora de los Santos

    Las tropas se dirigieron en busca del campamento de Abu Malik, éstos se encontraban en las vegas de Pagana, topónimo dado debido a este hecho.

Pagana en la actualidad

Antiguo Cortijo de Pagana

    Desde el monte Larios se dio la señal de ataque, y es por ello que ese monte se conocería como Monte Alarido (Alarío), término que fue evolucionando hasta llegar a Larios. De hecho, en los mapas modernos la parte final del monte sigue constando así, Alarido.


Cima del Monte Larios

    Por otra parte, en referencia a este topónimo, en el libro de Juan Antonio Valverde titulado “Anotaciones al Libro de la Montería del Rey Alfonso XI” da otra versión al origen del topónimo. Según Valverde, un campesino le informó de que se llamaba Alarido debido a que desde allí se escuchaban los alaridos de los moros al ser atacados. Literalmente lo expresa de esta manera: “De esa sierra se desprende una estribación que avanza entre los dos arroyos hacia el S. formando primero un cerro alto, y luego una loma baja y alargada que termina en la vega de Pagana. Esta loma se llama ahora de Lario, pero «se llamaba antes del Alarío, por los alarídos que daban los moros», según informe oral de un campesino”.


    Sea como fuere, allí dio comienzo la batalla, y es por ello que en aquel lugar se conoce como La Pelea, donde podemos encontrar además la cañada de La Pelea y el arroyo de La Pelea. Así nos lo indica Valverde cuando transcribe: “El terreno de batalla se extiende entre dos arroyos: el llamado de la Pelea, a occidente y más cerca de Alcalá, afluente del Barbate, y el Rocinejo (donde está Alpetrite, ahora Patrite) que desemboca también por la izquierda en el Barbate formando en la confluencia la vega de Pagana, situada ya en terreno del río de Alberite. Uno y otro arroyo nacen en una alineación montañosa al otro lado de la cual se encuentra el valle del Guadarranque, que podía considerarse por entonces tierra mora dada su proximidad a Jimena de la Frontera”.


    A través de las crónicas de la época sabemos que el ataque al campamento musulmán en Pagana se llevó cabo al amanecer.“«Dejavan los peones, de zaga contra la sierra», donde podría resistir el ataque de la caballería: «E las gentes de pie subieronse a la sierra e desque vieron el real de los moros comenzaron a dar voces llamando "¡Santiago!"». Abomelique, muy ocupado en su tienda con una moza capturada en La Ina, no se preparó...Una parte de su ejército, dirigida por Alicazar, entabló pelea con la caballería castellana en el río, crecido por el temporal de lluvias. Dominados aquellos pocos jinetes, los cristianos entraron a rebato en el campamento dominado por el pánico y en el que el infante no logró reunir a sus soldados, ya en franca huida. El mismo luchó hasta resultar tan gravemente herido que tuvo que apearse del caballo y esconderse en un zarzal, a la orilla de un río, donde fingiéndose muerto fue otra vez herido de una lanzada por un cristiano que le sintió resollar. Desangrándose y con «la quexa de la muerte» se arrastró hasta el arroyo, y fue a morir con la cabeza en el agua”.

La Pelea

    Del texto deducimos que Abu Malik se vio sorprendido, no se percató del ataque al estar ocupado con una moza que había secuestrado en La Ina, y por estar bajo la tranquilidad de estar cerca de zona musulmana, por lo que no pudo reunir y preparar sus tropas y solo pudo huir, mientras parte de su ejército luchaba. La huída se llevó a cabo por la Loma del Judío, topónimo que es evolución de Loma del Huído, pero nuestra forma de pronunciar la “h” provocó su deformación. “La loma larga que llega hasta Pagana, según el mismo informante, se llama «la de la Juía, porque por ella arriba juían los moros cuando la batalla», y el nombre se mantiene en una cañada que bordea la loma. Todo el terreno entre el arroyo y el cerro Lario recibe el nombre de La Pelea”. Además, no solo tenemos la mencionada Loma en alusión a ese hecho, sino que podemos encontrar una cañada homónima y el cerro del Moro.


Loma del Judío

    En el blog de Salus, sitio donde se publican artículos históricos sobre Benalup y alrededores, se menciona muy detalladamente todo este tema, y añade otro topónimo con relación a esta batalla: La Mata del Tuerto. Según indica, Abu Malik era tuerto y tenía ese apodo, por lo que ese topónimo, entre Alberite y el cerro del Moro en la Dehesa de las Yeguas, podría hacer alusión a él. Es totalmente plausible, sin embargo, en aquel lugar, hace varias décadas en una choza, actualmente en ruinas sobre una colina, vivía un señor que era tuerto. Quizás solo sea una coincidencia, porque en mapas antiguos como el de Planimetría de 1870-1950 aquel lugar ya aparece como Mata del Tuerto. Así que no lo puedo asegurar.


Mata del Tuerto

    La batalla tuvo gran importancia, a pesar de las numerosas bajas cristianas, y no solo por dar muerte al príncipe musulmán. Esta batalla supuso la antesala a la batalla del Salado en 1340, donde las tropas cristianas de Alfonso XI derrotaron definitivamente a las musulmanas expulsándolos de esta zona fronteriza.

    Por todo lo expuesto, soy un gran amante de la toponimia y, sobre todo, la microtoponimia, es decir, esos topónimos más concretos que ya solo los lugareños conocen debido al desuso del campo como hábitat, y que no aparecen en los mapas. Estos topónimos nos dan información sobre cada lugar y no deberían perderse. En próximas publicaciones trataremos sobre la evolución que han sufrido otros topónimos del Alcalá. 


BIBLIOGRAFÍA:

-"Anotaciones al Libro de la Montería del Rey Alfonso XI". Valverde, J.A.

-"Libro de la Montería del Rey D. Alfonso XI". Gutiérrez de la Vega, J.

-Battle of Vega de Pagana - Wikipedia 

-"La Batalla de Pagana". El blog de Salus. Gutiérrez Baena, Salustiano

    


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