martes, 30 de enero de 2018

Los Cortijos en Villas Romanas


  Como es bien sabido, Alcalá fue lugar de asentamiento del pueblo romano, dando testimonio de ello los numerosos vestigios que podemos encontrar entre nuestros parajes. En nuestra zona, como en el resto del territorio de dominación romana, se dio una tendencia patricia de huida al campo debido a la presión fiscal que padecían éstos en las urbes, lo cual desencadenó en una prospera creación de villas lujosas a lo largo de la zona rural.
               

               Sin embargo, no quedan muchas de esas ostentosas villas y las que aún se conservan están en un estado de conservación pésimo. ¿A qué es debido? Cualquiera podría pensar que se debe a la antigüedad de las mismas, o a la acción destructiva de las numerosas batallas acontecidas en esta zona. No obstante, las torres vigías, los acueductos de la época aún se conservan, y son tanto o incluso más longevos, y han padecido tanto o incluso más las batallas habidas. Entonces, ¿por qué no se conservan éstas? La respuesta podría ser muy sencilla, y es a la que denomino: “La regla de los Grandes Cortijos”.

               Comenzaremos esta exposición con otra pregunta: ¿Qué es una villa romana? Según la Wikipedia la definición sería: “(en latín villa, plural villæ -"casa de campo, granja"-, vocablo relacionado con vicus -"pueblo, grupo de casas"-, ambos derivados de la raíz indoeuropea weik sla -"clan"-)​ originalmente era una vivienda rural cuyas edificaciones formaban el centro de una propiedad agraria en la Roma Antigua”. En definitiva, era un cortijo en época romana, y punto. Pues bien, la causa de que no se conserve gran cantidad de éstas, o las que se conservan lo estén en un estado nefasto es que los (llamémoslos así) grandes cortijos de hoy están construidos sobre, junto o a base de una villa anterior. ¡Ojo! Que no estamos hablando de expolios ni nada parecido, estamos hablando de algo heredado y modificado por las distintas culturas de forma progresiva.

               Las causas de que estas villas sigan habitadas en nuestros días son muy lógicas, y cada pueblo actuó en coherencia a ellas. Los motivos serían los siguientes:

     a) Las buenas tierras. Las diferentes culturas que han ido asentándose en nuestras tierras las han usado para la siembra, y como sería de esperar, usarían las mejores vegas o lugares con abundante agua para ello. Así que si una tierra era buena antaño, lo es a posteriori, así que cada nueva población usaría las tierras más idóneas para la agricultura, y éstas eran las mismas que las de sus antecesores.

   
Castillo tras la retirada francesa
 b) La materia prima. La construcción de una villa era un trabajo arduo donde se usaba mucho la piedra como material. Era un trabajo duro y largo, a la par que costoso. Debían buscar, extraer, picar, tallar y transportar grandes cantidades de este bien. Entonces, ¿para qué llevar a cabo ese duro trabajo si ya tienes gran parte del material allí? Lo más lógico ha sido siempre a lo largo de la historia la reutilización de los materiales. Así, por ejemplo, en nuestro castillo de origen árabe podemos encontrar sillares o lápidas romanas entre sus muros. Y en el Beaterio o en viviendas de la Plaza Alta se encuentran piedras, incluso talladas, procedentes del Castillo. Siempre se ha achacado la destrucción del castillo a los franceses, y cierto fue, pero no toda la destrucción habida fue por ellos, también se usaron materiales del castillo, y no solo los derruidos, para la construcción de viviendas. En ese sentido hay pruebas fotográficas posteriores a la retirada francesa. Otros ejemplos de este tipo de actos son la utilización de la muralla de la antigua villa como partes de viviendas, algo que también aconteció con las antiguas iglesias desaparecidas en Alcalá o la aparición de una piedra tallada en unas obras de cimentación de una casa en la calle Miguel Tizón con la inscripción “L. Aemili… Miceni… Ma…”. Y es algo lógico, es un material gravoso de conseguir y no todas las culturas ni en todas las épocas se ha tenido apego a lo arqueológico, sino que era una cuestión de supervivencia.

Muralla de Alcalá adosada a vivienda
Muralla de Alcalá adosada a vivienda
c) Los traspasos. Los diversos pueblos adquirían éstas villas ya fuera de forma pacífica o bélica. No todas las sucesiones de estas villas fueron de forma armada, es más, muchas lo fueron de forma pacífica, si bien, también hubo destrucciones de éstas, en cuyo caso se usaba el material derruido para la reconstrucción posterior. Cada propietario, ya lo fuera por la fuerza, por herencia, compra-venta, o cualquier otro título adquiría la villa y continuaba con su uso agrícola y/o ganadero. Así encontramos cortijos con restos turdetanos, romanos, visigodos, árabes y modernos entre sus paredes. Un ejemplo de ello sería los vecinos Cortijo de Gigonza y Torre de la Morita. Las invasiones visigoda y musulmana no fueron tan drásticas como cabría pensar para parte de la población, incluso en algunos casos, apoyaron a los nuevos conquistadores. Lo mismo aconteció con la Reconquista de los cristianos. Los visigodos eran un pueblo con un gran nivel de romanización, y en la Hispania visigoda la mayoría de la población era hispanorromana. Durante la ocupación musulmana parte de la población era mozárabe. Éstos tenían en la sociedad árabe el estatus legal de dimmíes —que compartían con los judíos—, como "no creyentes" en el Islam. A efectos prácticos su cultura, organización política y práctica religiosa eran toleradas, y contaban con cierta cobertura legal. La legislación islámica protegía a los grupos "ajenos", pero favorecía su integración en el Islam con medidas de orden muy diverso (económicos, fiscales, religiosos, etc.). Tras la reconquista, la población cristiana continuó con la funcionalidad de éstas villas. Fue frecuente la compensación por la colaboración militar en forma de tierras.

Gigonza
Torre de La Morita
d) La modernización. Otro factor a tener en cuenta es que cada una de estas villas con el transcurso de los siglos no solo no han ido languideciendo sino que se han ido modernizando. Los diversos avances tecnológicos, necesidades sobrevenidas o incluso cambios estéticos según la moda del momento han hecho que este tipo de villa se vaya transformando. Así, por ejemplo, lo que para nosotros hoy día podría suponer una reliquia arqueológica, al sucesor inmediatamente posterior le resultaría simplemente una obsolescencia. Si lo analizamos desde una perspectiva puntual y temporal, es frecuente entre nosotros la destrucción de caserones de los años 50 o 60 por antiguos, sin embargo, para las generaciones futuras esas mismas construcciones podrían tener valor histórico, pero no todo se puede mantener, ya que el terreno es un bien limitado. Hay que reconocer que en algunos casos las villas dejaron de funcionar y debido a lo provechoso de sus tierras con el paso del tiempo se reestableció la actividad agraria o ganadera con la consiguiente nueva construcción.

Alberca milenaria en desuso
Aljibe romano

     


     e) El status. Poseer una finca de estas características era síntoma inequívoco de poder económico, social y, a veces incluso militar, más en unas culturas que en otras, pero llegando a su máxima expresión durante el feudalismo. De ahí que se hayan mantenido este tipo de haciendas.

Mazmorra en cortijo
Horno
               




Restos de vivienda adosada a la torre de Mesa Esparragal
     Pues bien, una vez expuesta mi teoría, me dispongo a defenderla con datos empíricos. Conocidos cortijos de nuestro término están construidos a base de villas de épocas pasadas e incluso usando materiales de antiguos poblados, ermitas y otro tipo de asentamientos civiles o militares. Así, como ejemplos os podría citar cortijos construidos en base a antiguas villas como serían El Jautor, Alberite, Rocinejo, Las Cobatillas, Chaparral, los de la Zúa, La Hoya, La Viuda de Benítez, Vegablanquilla, Pagana, los de la Boca de las Puercas, Fraja, Magaña, y un sin fín de ellos. Podríamos citar cortijos que se construyeron junto a poblaciones ancestrales como en Las Correderas o en los alrededores de la Mesa del Esparragal. Este último yacimiento tuvo construida una vivienda adosada a la mismísima pared de la torre, como os muestro en la imagen. Otros cortijos pudieron reutilizar el material de asentamientos militares como el Cortijo Barbate, el Pradillo y las casas en los alrededores de la Cañada Marchantiega por esa altura de la vía agropecuaria. También encontramos ejemplos de la reutilización del material de antiguos lugares de paso como mansios, quintas o postas en el Cermeño, El Jautor o Puerto de la Parada. No quisiera dejar de mencionar la reutilización del material proveniente de antiguas construcciones eclesiásticas como en las Huertas, La Higuera, Santos Nuevos, El Jautor, etc. No estoy diciendo que todos ellos estén construidos directamente a partir de las villas y demás construcciones, en algunos casos es así, en otros en un tiempo atrás estuvieron allí y han ido evolucionando hasta llegar a lo que son hoy.

Ermita mozárabe en El Jautor
Ermita de la Higuera

               Esta circunstancia no es más que la adaptación y reutilización de un bien valioso, como es la piedra y las tierras aledañas. Quizás en nuestro tiempo esas construcciones se valoren más a causa  del “boom” de la arqueología, o quizás sea porque actualmente el material de construcción por excelencia es el ladrillo y no nos interesa tanto un sillar romano, o puede que sea causa de la posibilidad de obtener la materia prima de forma fácil y barata, lo que provoca que valoremos más el trabajo hercúleo que suponía la realización de aquellas construcciones. En cualquier caso, ya que nuestros antepasados no tenían otra opción que usarlas debido a la escasez, las que aún se conservan deberíamos cuidarlas.

Hormigón romano
Villa Romana

BIBLIOGRAFÍA:

-"Anuario Arqueológico de Andalucia". 2002 [ver aquí]

-Abellán Pérez, J.: "Los Mozárabes de la Cora de Sidonia". [ver aquí]

-http://www.dipucadiz.es

domingo, 28 de enero de 2018

Necrópolis Ancestrales Alcalainas

               Por todos nuestros campos podemos encontrar diversas formas de enterramiento. Ya lo dijo un trabajador de la tierra cuando afirmó que “Alcalá es un cementerio gigante”. Y no iba muy desencaminado. Por nuestra localidad han pasado diversos pueblos y se han librado numerosas batallas, por lo que es habitual la aparición de necrópolis, tumbas, fosas, etc. Solo tenemos que analizar los distintos topónimos de la zona y nos daremos cuenta de este fenómeno. Así, podemos encontrar la Loma del Muerto, Sierra Momia, Vega del Muerto, el Hoyo de los Muertos, Cerro de las Sepulturas o numerosos "Cerros del Moro". Nuestros ancestros eran bastante claros y concisos a la hora de denominar los diferentes accidentes geográficos. En esta entrada obviaremos las necrópolis con tumbas antropomorfas, de las cuales ya nos ocupamos en esta otra publicación: Tumbas antropomorfas, para centrarnos en otros tipos de enterramientos ancestrales.
               
               Antes de avanzar con la exposición local nos situaremos en contexto. El pueblo romano, tal y como aconteció en otros ámbitos, nos legó sus formas de enterramientos y de ahí la importancia de que os exponga la evolución de la práctica funeraria en Roma. La muerte era algo muy importante en la sociedad romana. Del romano más humilde al más rico, todos trataban con respeto a sus muertos. Debido a la Ley de las XII Tablas los romanos tenían prohibido enterrar a sus muertos dentro de la ciudad. Una medida higiénica muy importante que hizo que éstos se enterraran en las necrópolis, situadas a los lados de las carreteras y los caminos y en las zonas habilitadas para ello a las afueras de las ciudades. Antes del entierro, en casa del finado se lavaba el cadáver y se ungía con sustancias aromáticas. Una vez limpio, el difunto se exponía en el atrio de la domus cubierto de ramos y coronas de flores. Empezaba entonces el velatorio, que reunía a amigos y parientes. En él se llevaba a cabo una acción curiosa, la conclamatio, que consistía en llamar al difunto tres veces para asegurarse que realmente estaba muerto. El conocido detalle de poner una moneda en la boca  o en cada ojo para pagar a Caronte, el barquero del Hades, solía ser propio de gente pudiente. 
               
               La noche después del velatorio se marchaba en procesión desde el domicilio del finado hasta la necrópolis y una vez en la tumba se hacían ceremonias. Cuando terminaban los rituales y las celebraciones, los familiares llevaban el duelo. Había dos tipos de entierro: la incineración y la inhumación. La primera era el ritual romano más extendido, mientras que la inhumación era más propia de otros pueblos. El eclecticismo romano hizo que algunos adoptaran la inhumación como forma de entierro sin que entrara en contradicción con la religión romana. El cristianismo adoptó esa forma de entierro y la expandió por el Imperio cuando fue religión oficial, llegándose a prohibir la incineración. La inhumación era el entierro con el cuerpo sin alterar, que se depositaba en un agujero en el suelo y se cubría. Los romanos disponían de un gran “catálogo” de tumbas. Escoger un tipo u otro dependía de la importancia y riqueza del finado. Podemos encontrar:
     -La tumba en caja, consistente en elementos constructivos llamados tégulas puestos en vertical formando la caja, y otras tégulas haciendo las veces de cubierta, puestas en horizontal.
     -La tumba a doble vertiente, con tégulas como base y como cubierta, apoyadas las de un lado en las de otro. En las juntas había ímbrex (tejas) que sellaban los espacios. Vistas de frente tienen forma de triángulo.
     -Cajas hechas de obra, con piedras formando los cuatro lados de la tumba, de la cual nos ocuparemos debido a lo numeroso de éstas en nuestra localidad.
     -Cajas de madera cerradas con clavos, parecidas a los ataúdes actuales pero más simples. Debido a la dificultad de conservación de la madera en la mayoría de tierras, de dichas cajas solo se han conservado los clavos que las cerraban.
     -Ánforas, que se utilizaban en los entierros infantiles.
     -Sarcófagos de piedra o plomo.

               Para identificar las tumbas, aquellos que podían costearlo instalaban lápidas, estelas y estatuas funerarias. Era tradicional enterrar al muerto con algunas de sus pertenencias. El ajuar funerario estaba compuesto por elementos que describían la vida del muerto: sus herramientas o sus armas. También lo acompañaban al más allá ofrendas, ungüentarios, vasos con alimentos o estatuillas de divinidades protectoras.
              
                De los enterramientos en caja de obra, es decir, en cistas, tenemos numerosos ejemplos en nuestra localidad aunque sea algo ajeno al conocimiento de la gente. Las cistas son tumbas hechas de obra usando piedras formando los cuatro lados y losas de piedra a modo de tapa.
               
               En los alrededores del embalse del Barbate han sido halladas diversas necrópolis. Quizás la necrópolis más popular por la transcendencia periodística ha sido la necrópolis de Monte Bajo. Este yacimiento se encuentra a orillas del pantano del Barbate y presenta varias estructuras funerarias con diferente tipo de construcción lo que sugiere un uso dilatado en el tiempo entre los milenios IV y II a.C. Ese uso dilatado abarcó desde fines del Neolítico hasta los comienzos de la Edad del Bronce, con un máximo desarrollo durante la Edad del Cobre. Se pueden encontrar sepulturas individuales y colectivas. Se encontró un amplio ajuar que se puede apreciar expuesto en el museo de Cádiz. Entre los objetos podemos resaltar diversos cuchillos de sílex, distintas cerámicas, ornamentos, etc. Una amplia descripción del yacimiento se realiza en la web oficial del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico:
 Necrópolis Monte Bajo, Web Instituto Andaluz Patrimonio Historico

Dólmen
Estado actual de Necrópolis Monte Bajo
             
No muy lejos del anterior yacimiento, en la Loma del Judío, podemos encontrar otras dos necrópolis separadas por unos 50 metros entre sí aunque de épocas distintas. Ambas estarán en estos momentos bajo el agua del pantano. La primera de ellas es una necrópolis prehistórica del Neolítico en la que se pueden observar diversas tumbas y una cantidad ingente de cerámicas. Aún pueden encontrarse los restos de los dólmenes que se construyeron. Esta necrópolis fue excavada pero quedó en el olvido.
              
                De forma contigua a la anterior necrópolis se halla otro yacimiento de origen romano,  tardorromano y visigodo. Aún podemos observar las numerosas cistas con los restos óseos en su interior además de un variado ajuar con cerámicas y todo tipo de objetos. Esta necrópolis también fue excavada y se expusieron diversos objetos en el museo. Las sepulturas, como ya indiqué, están constituidas con piedras que hacen de caja y tapas del mismo material, aunque resulta curioso que para la realización de algunas de las paredes de la caja se han reutilizado tégulas romanas.

Restos óseos
Cista

           
Cista
Túmulo
Cista
Resto de ánfora
               A unos pocos cientos de metros de las anteriores, cerca de Rocinejo, se halla otra necrópolis totalmente expoliada. Esta, al igual que muchas otras, está sin datar por no estar excavadas.

               Una necrópolis similar se encuentra a corta-media distancia de la anterior mencionada, en la orilla del embalse del Barbate. Su datación podría ser anterior, ya que las cerámicas encontradas son de estilo púnico. No obstante, a falta de excavación la datación no se puede determinar con exactitud debido a que este tipo de enterramiento fue muy recurrente por los distintos pueblos. Se pueden apreciar las cistas y cerámicas del ajuar funerario, algunas en bastante buen estado.

Cerámicas semi enterradas


          Sin abandonar los límites del embalse del Barbate nos encontramos con una necrópolis en los Poyales. Es un yacimiento que fue prospectado por la arqueóloga María Lazarich. En el mismo podemos encontrar restos de época campaniforme y romana.



          Si continuamos por la playa del embalse, en la zona de Algareño, nos topamos con otra necrópolis y diversos restos de épocas prehistórica y romana. El embalse ha dejado al descubierto algunas tumbas y restos óseos.








Tumba destruida por el pantano
Tumba con restos óseos

          Seguimos avanzado por el embalse hasta la zona de Briones, donde se halló un asentamiento de épocas prehistórica y romana con necrópolis.


          Sin abandonar el embalse del Barbate, próximo al mismo, nos encontramos con una figura de enterramiento poco habitual en nuestra zona como es una estela menhir. A diferencia del típico menhir, éste no es alargado, sino que tiene forma ovalada donde destacan varios petroglifos de gran belleza.

Estela Menhir
Petroglifo

Inscripción
Inscripción

          A escasos metros del anterior enclave podemos encontrar una necrópolis tipo cistas totalmente destruido por la acción del agua del pantano. No obstante, pueden observarse numeroso material cerámico y restos de tumbas.


Tapa de tumba


Restos óseos
               Otra necrópolis de análogas características podemos encontrarla en el Cerro de Las Arenas. Este yacimiento ha sido algo más difundido debido a los artículos periodísticos que narraban como un vecino de Alcalá de los Gazules realizaba el hallazgo. Se trata de otra necrópolis con sepulturas en cistas sobre una loma. La estructura de la misma es bastante atractiva. Consiste en lo que parece ser una calle empedrada en cuyos lados podemos vislumbrar sendas filas paralelas de tumbas. Estás tumbas conservaban los restos óseos y en su interior aparecieron pequeños ajuares de piedra. La datación la desconozco, y aunque apuntan a ser tardorromanas o visigodas, la realidad es que podrían tratarse de tumbas de cualquier periodo, ya que es una forma de enterramiento muy recurrente a lo largo de la historia.





Estado actual de la Necrópolis
Noticia en el diario sobre el hallazgo
                   No muy lejos de este hallazgo se ubica sobre una colina aledaña otra necrópolis con tumbas. En este enclave es posible datar las formas funerarias en periodo tardorromano debido a la existencia de restos cerámicos y tégulas para crear la caja de enterramiento.

Loma con necrópolis
Tumba abierta

                   A corta distancia de este último yacimiento, sin abandonar la cañada Maina,  podemos encontrar otra necrópolis muy singular. En ella se entremezclan tumbas antropomorfas con cistas, lo cual es poco habitual. Posiblemente su coincidencia geográfica sea tan solo eso, una coincidencia, si bien, algunos estudiosos datan las tunmbas antropomorfas en época visigoda, en cuyo caso podrían ser coetáneas. A escasos metros del lugar, un señor, ya fallecido, que habitaba en la cañada, cuando se disponía a enterrar a un caballo, encontró restos óseos con pelo rubio, por lo que los consideraron posiblemente visigodos. En la entrada a la necrópolis podemos encontrar, según me refieren, una estela funeraria, aunque a mí me parece un mojón de linde. El recinto funerario está acotado por muros de piedra. Estas tumbas conservan los restos óseos y tampoco ha sido excavada. Se encuentra en finca privada, por lo que no puede ser visitada, salvo permiso expreso del propietario del terreno. En la misma parcela hay otros dos puntos con tumbas similares. El primero de ellos cuenta con dos tumbas aún sin abrir en una loma. El segundo constaba con numerosas tumbas que han sido cubiertas por la construcción de una nave.

Restos de muros de piedra
                Sin abandonar la zona, a escasos 100 metros de la necrópolis anterior se encuentra otro grupo de tumbas tipo cista. Antaño encontraron varias tumbas con restos óseos y, sorprendentemente, capilares. Unos años más tarde, el nuevo propietario de la parcela encontró tres tumbas más con restos óseos muy cerca de su vivienda.

                No muy lejos, a poco más de un kilómetro, junto a la Pasada de Juan Ramón, hay otra necrópolis con tumbas similares a las anteriores. Éstas fueron expoliadas en los años 50, tal y como me narró un lugareño. Aún se conservan las cajas de piedra en relativas buenas condiciones. En algunas se observan restos óseos.

Tumba
Tumba con restos óseos



               Otra necrópolis se encuentra en el Cerro de los Pájaros, junto a la antigua cantera. Sobre estas tumbas no puedo facilitar mucha información, ya que se encuentran en muy mal estado, como acontece con algunas de las que menciono. Por otra parte, tuve conocimiento de las mismas a través de un estudio realizado por la UCA, pero en la que se me facilitó pocos detalles aparte de la ubicación del yacimiento.

Cerro de los Pájaros

               Frente a este yacimiento, junto a un arroyo junto a La Joya, encontramos los restos de otra necrópolis tipo cistas.

               Entre los muchos hallazgos funerarios habidos en nuestra localidad, uno de los más interesantes, a mi parecer, fue el acontecido en Fuente Pilas, cerca de la Mesa del Esparragal, donde se encontró una preciosa forma de enterramiento. En concreto se hallaron un sarcófago tallado en piedra con lo que parecía ser la cubierta del mismo material y una lápida romana con la inscripción deshecha. Esta pieza se encuentra actualmente en la Casa del Cabildo.

Sarcófago
Lápida Romana

               En la zona del Prado se halla otra necrópolis con el tipo de enterramiento que nos ocupa principalmente, tipo cista. Solo se conservan las cajas de piedra, ya que las tapas han sido usadas por los vecinos de la zona para otros menesteres. La datación tampoco está determinada puesto que es un yacimiento no excavado y desconocido.

Una de las múltiples tumbas en mal estado
               También en las afueras de nuestro núcleo urbano (al menos hace unos años se podría considerar extrarradio), más concretamente en la bajada de  El Ejido se encontraba lo que parecía ser una necrópolis. Durante las obras de las actuales viviendas que se ubican en la zona apareció una piedra inscrita además de diversos vestigios funerarios. Esta supuesta necrópolis actualmente se encuentra bajo la urbanización construida a la derecha de la calle. No tengo constancia de que fuera excavada.

Calle El Ejido

               Uno de los hallazgos más sonados en nuestra localidad fue la Ermita de los Santos Nuevos, de origen visigótico. Sobre el cerro del Caracol donde ésta se encontraba también se situaba la necrópolis medieval con diversas sepulturas en las que se hallaron restos óseos y un amplio ajuar, además de un ara funeraria con epigrafía en buen estado de conservación. Todos estos objetos se encuentran hoy en la Parroquia San Jorge. El ara, inscrita en latín en el año 662 d.C. por el obispo asidonense Pimenius, nos dice lo siguiente:

EN EL NOMBRE DEL SEÑOR AQUI 
ESTAN DEPOSITADAS LAS RELIQUIAS 
DE LOS SANTOS SERVANDO GERMAN 
SATURNINO JUSTA RUFINA 
MARTIRES Y JUAN BAUTISTA 
EN EL DIA NOVENO 
DE LAS CALENDAS DE JUNIO 
DEL AÑO XXXIII DEL SEÑOR 
PIMENIO COMO PONTIFICE 
EN EL AÑO DCC DE LA ERA

Informe Inscripción sepulcral
Lápida



               Como anécdota, quisiera indicar que en los muros del castillo de Alcalá se encontraron embutidos tres lápidas similares con texto en latín, las cuales habían sido reutilizadas. En una de ellas, según Madoz que la transcribe de forma confusa, podía leerse la inscripción: ....KISRNI EIUVIIIIII INPENQS ? A A. La piedra original podría tratarse de una estela funeraria en la que pudiere leerse: [HUIC ORDO / MUN(ICIPII) LAS] KUTANI / SEPULTURAM FUN(ERIS / INPENSAM, STATUAM / [......DECREVIT].

Descripción  de las lápidas en el "Diccionario de Madoz" 
      También anecdótica fue la aparición de una piedra con inscripción tallada durante unas obras en la calle Miguel Tizón. Esta inscripción, aparentemente funeraria, se encuentra actualmente en el Beaterio y en ella se puede leer la inscripción: “L. Aemili… Miceni… Ma…”.

Piedra inscrita en latín

   Volviendo a la Ermita de los Santos nuevos, en cuanto a las sepulturas, para los excavadores quedaba demostrado que en ellas se encontraban los Santos Mártires. En la primera tumba estaban los huesos de San Servando y San Germán, en la segunda los de Santa Justa y Rufina y en la tercera los de San Saturnino, por parecer demasiado arriesgado pensar que hubiera llegado aquí el cadáver completo de San Juan Bautista. Sobre este tema hay bastante material escrito y os animo encarecidamente a que lo conozcáis más en profundidad porque resulta muy interesante, aunque el tema se nos escapa de la finalidad de esta entrada. No quisiera continuar sin hacer mención a otra inscripción en latín del mismo obispo asidonense dedicada a los mártires encontrada en la antigua ermita de la Higuera, sita en el actual cortijo homónimo, que rezaba así: "Reliquias de los Santos Juan el Bautista, Eulalia, Justa, Rufina y Félix mártires. Dedicada esta iglesia por el obispo Pimenio en el día octavo de las Kalendas de Junio, era 695".

Descripción Sepulturas
Informe hallazgo


               Otro hallazgo funerario bien difundido, aunque no todo lo que se debiera, tal y como aconteció con el anterior, fue la aparición de un sarcófago de plomo en el Cortijo Fraja en 1864.  Sobre el tablero del fondo se podía observar el polvo de los huesos, aunque los únicos restos que se hallaron fueron varios dientes. El sarcófago medía un metro y noventa centímetros de largo y pesaba 92 kilos de peso, pero los obreros, al intentar sacarlo, lo rompieron. En el interior se encontró una campanita de bronce. El sarcófago fue trasladado al museo para su exposición. Éste no es un tipo de enterramiento habitual, dándose en la Baetica y Tarraconensis entre los siglos II y V, de ahí lo singular del hallazgo. Del mismo, también se han escrito diversos artículos, e incluso podemos leer sobre el hallazgo en unos diarios de la época.

Minuta de oficio de informe hallazgo
Campanita encontrada en sarcófago

               No muy lejos de este hallazgo, que muy probablemente no se dio en el punto exacto donde todos piensan, (si bien lo fue muy cerca) debido al topónimo y por no tener en cuenta las dimensiones del Cortijo Fraja antaño, existe otra necrópolis. La datación es indeterminada puesto que no está excavada, pero en la misma se pueden encontrar restos cerámicos en miniatura entre la vegetación, siendo una tipología de cerámica funeraria típica visigoda.

Cerámica en miniatura

               Si seguimos hacia el oeste tomando como referencia la anterior necrópolis, cerca de Magaña, podemos encontrar otro yacimiento funerario con cistas. Éste se encuentra totalmente destruido y expoliado, aunque es posible que se conserve alguna tumba entre la vegetación. Se observan los vestigios de algunas cajas de piedra y alguna losa-tapadera suelta. Me cuentan los lugareños que en su interior aparecían restos óseos y cerámicas en miniatura además de telas de araña. Un vecino de Alcalá que trabajó en la zona durante su infancia como cabrero me confirma dicha versión, ya que me narró como levantaba las tapas para observar el contenido pero que no había nada más que huesos y cerámicas, por lo que las volvía a cerrar.




                     No muy lejos del anterior yacimiento, adentrándonos a través del mismo carril de acceso, en el Bujo, podemos encontrar otra necrópolis con características similares a la anterior. Me cuenta un lugareño que hace unas décadas un señor, al limpiar la tierra para colocar un cepo de caza para conejos, se percató de que había una piedra y la parte inferior parecía hueca, así que la levantó y resultó ser la tapa de una tumba. Debido a ello, la gente de la zona levantó las piedras del lugar encontrando múltiples tumbas que contenían en su interior restos óseos completos y, palabras textuales, jarritas junto a la cabeza, lo cual nos da una idea de la datación de las mismas. Actualmente, la necrópolis se encuentra casi desaparecida. Apenas se vislumbran algunas tapas a base de losa de piedra que son discordes con la geología del lugar, y algunos restos cerámicos, aparentemente tardorromanos o visigodos.

Cerro donde se ubican las sepulturas

Losas de piedra
Restos cerámicos






        Hay otra necrópolis similar muy derruida en la cañada que separa las fincas de La Gloria y Rancho Coimbra, habiendo restos en ambas partes privadas incluso.

           
        En una finca aledaña se encuentra otra necrópolis de características muy singulares, sin que se haya visto nada parecido por la zona. Están construidas a base de rocas calizas apiladas en forma de montículo o túmulo y formando una caja rectangular perfecta en el centro. Sobre ellas se colocaron losas de piedra a modo de tapa, aunque éstas han sido levantadas. Estas tumbas son erróneamente denominadas por los lugareños como "las tumbas de las monjas" creyendo que en ella se enterraron las monjas de un convento que piensan que hubo en la zona, pero aunque lo cierto es que esas tierras pertenecen a la Iglesia, no hubo convento en sí. Además, las tumbas son de tamaño reducido, aproximadamente 1,20 metros, por tanto no parece que sean tumbas para adultos. La datación es incierta y no me determinaría por ningún periodo. Además, la configuración de las tumbas no ayuda a ello. Tampoco lo hace el contexto, ya que aunque es zona de necrópolis tardorromanas, en los alrededores hay restos de herramientas prehistóricas de sílex, si bien no creo que tengan relación.

Tumba

Tumba




      Un poco más al norte, en los alrededores de Fuente Santa se encuentra una necrópolis romana. Fue excavada y estudiada, pero actualmente solo se conservan algunas piedras y losas de dicho material que sirvieron de tapa, además de restos de muros posteriores como los de las imágenes.


                En la carretera hacia el Puerto Galis podemos encontrar los restos de una villa romana, y en ella apareció una tumba tipo cista de dicha época durante las obras de construcción de una nave.

                  Hasta fechas recientes se pensaba que en nuestro término no existían dólmenes, un tipo de enterramiento prehistórico que se dió sobre todo en el Neolítico final y Calcolítico. Hace unos años se halló el dólmen de la mencionada ad supra necrópolis de Montebajo y más recientemente, en 2019, hallamos un dólmen de mayores dimensiones en los montes de Jota. Los ortostatos y la cubierta son claramente ajenos entre ellos, es decir, que no pertenecen al mismo bloque de piedra, lo que denota que han sido colocados por el hombre. En la zona aparecieron utensilios y restos de sílex, además, a relativa corta distancia hay constatada actividad prehistórica a través de pinturas rupestres. Por el contexto se podría afirmar que nos encontramos ante un enterramiento prehistórico, un dólmen.

Dólmen
               En Peña Arpada, lugar de asentamiento de varias civilizaciones, podemos encontrar entre sus grutas más ocultas una necrópolis prehistórica. En ella aún se pueden encontrar restos cerámicos de diversas épocas, ya que la formación rocosa ha sido hábitat de diversas culturas hasta tiempos recientes. 

Cueva en Peña Arpada
Resto cerámico
   
        Si nos dirigimos hacia los alrededores de la fuente de la Higuera podremos encontrar otra necrópolis. Su estado de conservación es nefasto. Las losas que se usaron de tapa han sido extraídas del lugar y solo se vislumbran tímidamente las piedras formando las cistas sobre el montículo. Tampoco existe datación de este yacimiento.

Tapa de tumba
Tumba
          En la década de los 90 se excavó una necrópolis de origen romano en el Cortijo de los Dos Hermanos. De la necrópolis apenas queda nada, solo unas piedras descontextualizadas y poco más. También parece haber restos de una villa y abundante material cerámico de la época que nos ocupa. Por la situación en superficie del mismo, es posible que algunos restos pertenezcan a la necrópolis
y otros a la posible villa.

Restos de muro entre la vegetación
Restos cerámicos

Restos de muro
Restos de muro

            Podemos encontrar tumbas de tipo cistas en dos puntos en la finca Lacave.



         Señalaros que constan  otras necrópolis excavadas durante la misma década en el Rancho La Quinta, en el Carrizoso, y otros lugares. Pero no os puedo mostrar imágenes de las mismas porque, en la actualidad, no queda absolutamente nada.

            Otra curiosa necrópolis es la que se halla en el Olivar de los Frailes. Las tumbas están creadas casi por completo con tégulas. Están muy destruidas por la acción antropológica y ganadera.

        Finalmente, más como apunte anecdótico que arqueológico, quisiera exponer los testimonios de personas que me narran, como si de una parte del argumento  de la película Polstergeist se tratara, que en el transcurso de las obras de construcción de la piscina municipal aparecían restos óseos. Eran otros tiempos, y cualquier obrero los apartaría y "¡Al tajo!" Podrían ser restos de necrópolis ancestrales o tratarse de enterramientos más recientes. Eso nunca lo sabremos. Lo mismo aconteció en diversas obras en San Antonio y en a Huerta de la Salada. También en las calles Miguel Tizón, Alonso X el Sabio, y todos esos callejones cercanos a la antigua cárcel:  Atahona, Revuelta, San Pedro, Levante y Galán Caballero, donde han aparecido numerosos restos óseos tanto en la calle como dentro de domicilios.

Restos óseos en calle Alonso X el Sabio

El Prado antes de la construcción de la Piscina Municipal


     Y hasta aquí nuestro pequeño catálogo de necrópolis extraurbanas en nuestro término. No revelo la ubicación exacta de algunas de ellas porque están totalmente desprotegidas (hayan sido excavadas o no) y cualquiera podría ir y hacerse con los restos cerámicos, óseos o piedras. En otros casos, lo oculto debido a que son fincas privadas y no quisiera faltar a la confianza depositada por los titulares de las mismas. Las que revelo son las que han sido publicadas ampliamente o se encuentran en espacio público, si bien, la mayoría de ellas se encuentran desmanteladas o bajo las aguas del pantano. De nuevo, al igual que en otras entradas, quisiera reseñar que aparezco en algunas fotografías porque nunca pensé en hacer un blog, por lo que solo capturaba imágenes para disfrute personal, y en algunos casos carezco de la imagen del objeto en solitario.

     Si queréis conocer más sobre otro tipo de enterramientos como lo fueron las tumbas antropomorfas no dudes en visitar mi entrada al respecto: Tumbas Antropomorfas


              
BIBLIOGRAFÍA:

-Madoz, Pascual. "Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar". Madrid. 1846-1850

-R.A.H.: Informe Hallazgo Cerro del Caracol. "Historia y Arqueología de las Civilizaciones". [ver aquí]

-Romero de Torres, E.: "Epigrafía Romana y Visigótica de Alcalá de los Gazules". Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Alicante. 2007

-R.A.H.: Informe sobre el hallazgo de un sarcófago de plomo en el Cortijo Fraja en Alcalá de los Gazules. "Historia y Arqueología de las Civilizaciones". [ver aquí]

-Corzo Sánchez, R.: "La Basílica Visigoda de Alcalá de los Gazules". Museo de Cádiz.

-Lazarich González, María: "Memoria Preliminar de la Prospección Arqueológica Superficial de Urgencia del Embalse del Barbate (Alcalá de los Gazules, Cádiz)". Grupo de Investigación HUM-812. Universidad de Cádiz. 2007

-Ramos Romero, Marcos: "Historia de los Pueblos de la Provincia de Cádiz. Alcalá de los Gazules". Diputación de Cádiz. 1983


El Tercer Puente del río Barbate

           Alcalá de los Gazules es un municipio rodeado de numerosos ríos y arroyos, por lo que desde tiempos inmemoriales ha sido necesari...