jueves, 8 de marzo de 2018

El Círculo Defensivo de Alcalá


     Lascuta fue una ciudad estipendiaria del Imperio Romano de la provincia de la Bética. Una de las controversias que existen alrededor de ésta es poder precisar la ubicación exacta de la antigua ciudad. Se sabe que se encuentra en el término de Alcalá de los Gazules, pero el lugar exacto sigue siendo un misterio a día de hoy. En un principio se llegó a dudar incluso de que dicho enclave se situara en nuestro término. Así, el reputado numismático Antonio Delgado Hernández situaba a Lascut en un lugar cercano al Campo de Gibraltar. Esta teoría pronto se quedaría sin fundamento, ya que a la aparición del Bronce de Lascut en nuestro término, habría que añadir lo numeroso del monetario lascutano aparecido por nuestros campos, incluso en el propio casco urbano, como las monedas halladas en la Fuente de la Salada o Plaza Alta.

Bronce de Lascut
Moneda de Lascuta

Depósitos Romanos en Fuente de la Salada

     Una vez determinada la localidad donde se ubicaba, la siguiente cuestión era determinar dónde. En un principio el enclave que tomó más fuerza, siendo la ubicación que se le da a la antigua ciudad en cualquier texto histórico, se encuentra en la Mesa del Esparragal. Varias son las razones a favor de esta opción, entre las que podemos mencionar la altitud y la presencia de agua. Pero además, el Bronce de Lascut hace mención a la Turris Lascutana, y en aquella meseta se ubica una torre, a la que se le conoce hoy día con esa denominación. Sin embargo, dicha torre es de origen medieval, más concretamente, de origen visigodo. Sobre esta torre facilitaré más detalles ad infra. Otro argumento en pro a este lugar es la existencia de un yacimiento de origen libio-fenicio también habitado en época romana con muros defensivos. Finalmente, en los alrededores de la torre se han hallado numerosas monedas de Lascut.

Torre Mesa del Esparragal
Escalera de la torre
     Otra posibilidad en cuanto a la ubicación de la antigua ciudad de Lascuta se encuentra en Las Correderas. Este monte cuenta también con la altura y provisiones de agua necesarias para un asentamiento de la época. Además, sobre el mismo se encuentran los restos de una ciudad romana destruida, con un tamaño considerable. El recinto está protegido por unos muros defensivos, y en el centro se dice que se podría encontrar un circo romano. Por otra parte, en la zona también han aparecido monedas lascutanas.

Las Correderas

     Sin embargo, la teoría que va tomando fuerza con el tiempo y que va ganando adeptos entre los estudiosos de la historia alcalaina, quienes han escrito varios artículos al respecto, es la que sitúa a la antigua ciudad de Lascut en el propio núcleo urbano de Alcalá de los Gazules. Varios son las razones que fundamentan esta teoría. Por un lado, el cerro de La Coracha cuenta con la altitud idónea. También, como en los anteriores casos, cuenta con abundante agua, además en nuestro núcleo urbano contamos con los depósitos romanos de la Fuente de la Salada o nimphaneum, y  el castellum aquae en la confluencia de las calles Alfonso X el Sabio y San Juan de Ribera. Además, existen otros vestigios romanos en nuestro núcleo urbano o alrededores. Es significativo que el Castillo de Alcalá, de origen árabe, esté construido sobre sillares romanos, lo que denota que hubo una construcción anterior de dicha época. A ello se suma el hallazgo de una piedra con epigrafía romana en la calle Miguel Tizón durante unas obras, y yo mismo extraje tégulas romanas durante una excavación en el actual mirador de la Coracha. Otro factor a tener en cuenta es la presencia de un puente romano a la salida de Alcalá. Este tipo de construcción solo se llevaba a cabo en ciudades importantes, como podría serlo Lascut. A todo ello que hay que añadir lo numeroso del entramado de calzadas que pasan por nuestra localidad.

Puente Romano en el Prado
Depósitos Romanos


     Pues bien, parándonos en este último apunte, el de las calzadas, querría coadyuvar a esta opción que sitúa a la ciudad de Lascut en el núcleo urbano de Alcalá de los Gazules, con lo que yo denomino "la Teoría del Círculo Defensivo" y, ¿ojo! cuando digo "teoría" me refiero a "hipótesis" porque ni mucho menos es algo contrastado. Según ésta, si Lascut fue una ciudad importante, debió de estar protegida contra posibles incursiones. Bien es cierto que en época romana nuestra localidad no se encontraba en un lugar conflictivo como pudo serlo a posteriori con el pueblo musulman, pero aún así no se dejaban las ciudades a merced de lo que pudiera acontecer. En consecuencia, y puesto que Lascut carecía de murallas defensivas, ya que las que actualmente conservamos de forma parcial son de origen árabe, la forma de advertir posibles incursiones sería crear un cerco defensivo con pequeñas construcciones o campamentos militares fijos, y cuando me refiero a campamentos, no me refiero a las instalaciones provisionales que los romanos construían en los alrededores de los campos de batalla, sino a construcciones de piedra, con tejados de tégulas y entramado de tuberías de plomo en algunas ocasiones. También quisiera aclarar que cuando me refiero a construcciones militares, no lo hago a grandes oppidos o turris, sino pequeños puestos. Al ser bisoño en el tema, acudí a un amigo historiador quien, sin compartir mi teoría, me señaló lo interesante de la misma, y me afirmó que ésta era compartida por Ramón Corzo, el cual pensaba que las ciudades estaban protegidas por un círculo defensivo, si bien, no es algo incluido en su obra, pero al ser conocidos tiene toda mi credibilidad y me animó a seguir investigando al respecto.

Muralla defensiva de Alcalá
Muralla defensiva de Alcalá

     Si tomamos como referencia el cerro de la Coracha, habría que vigilar las calzadas y caminos que se dirigían al mismo. Así, teniendo en cuenta que los caminos de entrada a nuestro pueblo no son del todo coincidentes con los de antaño, en aquella época deberían posicionar esos pequeños campamentos en las rutas provenientes de las diversas poblaciones más cercanas.

Calzada

Calzada


     Al investigar, algunas de esas construcciones ya han sido encontradas y excavadas o prospectadas. Así, los yacimientos del Pradillo y el Arenal, que tienen considerados posibles usos militares, parecen situarse en el camino que nos une con las ciudades de Iulia Traducta (Algeciras) o Carteia (San Roque). Hay que tener en cuenta que el antiguo camino de acceso por la calzada que se dirigía hacia esa dirección se encontraba por la cañada Peña Parda, donde se conserva un tramo considerable de dicha calzada, y descendía a través del Arenal y arroyo Lesma. Esta vía de unión con dichas ciudades es conocida, debido a la aparición de una posta romana en la finca de El Jautor durante el transcurso de las obras de la autovía Jerez-Los Barrios, lo que implica una ruta comercial hacia esta dirección.

El Pradillo
     Otra construcción a la que se le dio la misma catalogación, es decir, campamento romano, fue encontrada también durante las obras de la mencionada autovía en los terrenos del Cortijo Barbate, junto a la Cañada de los Ratones. Esta construcción parece situarse en el camino proveniente de Asido o Asta Regia. El yacimiento se encuentra parcialmente desaparecido, ya que el cerro donde se ubicaba fue destruido para permitir el paso a la autovía. No obstante, aún pueden encontrarse en la zona sillares, tégulas y demás restos cerámicos.

Restos de Tégulas
Restos de Piedra

     La ciudad de Lascut también debió estar comunicada con Baelo Claudia, pero el camino para llegar hasta esta ciudad no era el que usamos actualmente para ir a Tarifa, sino que se accedía a través de los distintos tramos de las cañadas de los Ratones, pasando por la Cañada Mercegal, Cañada Real Marchantiega y continuando por la Cañada de Piedra Hincada hacia la Cañada Real de Algeciras y Tarifa hasta llegar al destino. Para mejor comprensión, grosso modo, el camino discurre hasta la actual Benalup-Casas Viejas tomando tramos de la carretera actual y tierras junto o bajo el embalse del Barbate, y desde allí  continúa por los caminos que nos llevan hasta Facinas, y se toma la actual carretera hasta Tarifa. Pues bien, el uso de estos caminos está contrastado con el hallazgo de un tramo de la calzada en la zona de Briones y  una mansio romana, donde podían pasar la noche los viajeros, junto a otro tramo de calzada a la altura de la Cañada de Piedra Hincada. Esta vía de comunicación entre ambas ciudades, siguiendo la teoría en que nos basamos, también debería ser controlada militarmente, y en este caso también es conocida la posible ubicación de dicha construcción. No he leído el informe sobre dicho yacimiento, ni siquiera me consta la existencia de este documento, pero alguien con amplios conocimientos sobre la materia me indicó que dicho yacimiento también fue catalogado como “campamento militar”. Los restos de esta construcción se encuentran sobre un cerro no muy elevado como en los demás casos, junto a la Cañada Real Marchantiega, el cerro del Moro. En el mismo aún se pueden encontrar sillares, restos de muros, cerámicas, abudantes tégulas y, lo más característico, un aljibe en perfecto estado de conservación.

Restos de Muros

Restos de Muros

Aljibe romano
Miliario romano en Calzada Briones

     Sin embargo, aunque es difícil de determinar a falta de una excavación apropiada, debido a sus dimensiones y posición, y siempre respetando la opinión de un profesional, a mi me parecer podría tratarse de una villa, versión que comparte el arqueólogo al que acompañé a la zona, lo que me llevó a buscar en el cerro que me parecía propenso a contener este tipo de construcción que nos ocupa. Procedí a la exploración hacia Los Hierros y en la parte alta de una elevación, en la meseta, encontré vestigios de una antigua construcción. En concreto, hay restos pedregosos de construcción y escasas cerámicas constructivas (ladrillo tosco), lo cual dificulta su datación. Sea cual fuere, ésta es antiquísima. Acudí al lugar con un arqueólogo y su conclusión fue la misma, que si bien es cierto que hay vestigios de una construcción, no lo es menos que con los restos en superficie habidos no se puede determinar la datación. Unos meses más tarde, tras las lluvias, ha aparecido una hebilla de bronce en el lugar. No obstante, sin verla no se puede determinar su origen.


Restos de ladrillo
Piedras en linea
     Llegados a este punto, antes del anterior yacimiento, había mostrado lo conocido, es decir, lo excavado o prospectado. Pero para poder defender mi teoría, a priori disparatada, y con más alma de senderista que rigor científico, al fin y al cabo lo que buscaba era la diversión, debía encontrar los vestigios de las construcciones que deberían controlar las demás vías de acceso a Lascut. En ese sentido, la primera vía que investigué fue la que nos uniría con Oquris (Ubrique). Debemos valorar que la mayoría de las carreteras y cañadas están basadas en antiguas calzadas romanas. En este caso, aún quedan algunos restos de la calzada, los cuales me son bastante familiares. Ésta discurriría por la actual carretera hacia Puerto Galiz, y a la altura de Monsantos tomaba la Cañada Real del Puerto de las Palomas. Una vez determinada el transcurso de la calzada, había que valorar donde se podría situar una construcción de tal índole. Si estudiamos con detenimiento las características de las mencionadas hasta ahora, todas tienen en común que se erigían sobre cerros no muy altos con buena visibilidad, a escasa distancia de alguna cañada o cruce de éstas y a una distancia similar del monte de La Coracha. Pues bien, conjugando dichas variables, el cerro que me pareció más idóneo para ello se encontraba en una finca cuyo paso tengo permitido y, que además, cuenta con una villa romana en sus alrededores. Solo tuve que coronar al susodicho, y entre la maleza, bien descuidada por cierto, motivo por el cual se ha mantenido desapercibida,… ¡Eureka! Encontré los restos de una construcción. Se pueden observar claramente la base de la construcción hecha de piedra aprovechando en ocasiones la propia roca del lugar. Además, debido a lo pedregoso del cerro, lo cual impide que los objetos se puedan enterrar con facilidad, en el lugar permanecen numerosos restos cerámicos y plomo. Con este hallazgo ya habría cubierto mi búsqueda en este camino.

Muros de la construcción
Tégula
     La siguiente vía de acceso a Alcalá que decidí estudiar es la que proviene desde Correderas y Mesa del Esparragal. La calzada romana en este caso es bien conocida, ya que se conservan diversos tramos desde los restos del antiguo puente romano en el río Barbate. El más significativo es el que se sitúa en “la Trocha” entre el mencionado puente y el río Fraja. Pues bien, siguiendo los criterios observados hasta ahora, el cerro idóneo para la construcción de un asentamiento de estas características podría ser el cerro “La Pileta”. Afortunadamente, es un lugar que frecuento por cuestiones laborales, y solo tuve que observar la cima de la elevación para encontrar el enclave buscado. El yacimiento es sí se encuentra en pésimas condiciones de conservación, sin embargo, aún pueden vislumbrarse restos pedregosos de los antiguos muros. Además, la experiencia en este tipo de yacimientos sitos en la cresta de una colina me ha enseñado que debido a la acción de las inclemencias meteorológicas, la gravedad y el tiempo, para encontrar restos analizables en superficie lo mejor es observar la ladera de la colina. Efectivamente, a media falda de ésta, en una pequeña depresión se pueden encontrar acumulados numerosos restos cerámicos y tégulas, por lo que este enclave ya había sido encontrado. A posteriori, acudí al lugar con un arqueólogo, quien confirmó su datación en época romana.

Restos de muros
Tégula
     Finalmente, la última ruta de acceso es la que uniría las ciudades de Lascut y Oba, ésta última situada en la actual Jimena de la Frontera. El antiguo camino para llegar a esta ciudad no se corresponde con el usado actualmente, sino que se accedía a ella a través de una vía que fue usada hasta tiempos recientes por antiguas calzadas, veredas y caminos de herradura, y no es otro que el actual sendero “Vereda de Jimena”, al que se accede por la carretera de Patriste, se continúa por la “Ruta de los Molinos” hasta llegar a la “Pasada de Cantos” y sigue monte a través hasta llegar a Jimena. En este caso la delimitación de la posible ubicación se antojaba más compleja, ya que eran múltiples las posibilidades en las que podría situarse el enclave buscado, a lo que había que sumar que todos ellos están actualmente habitados. El primer lugar que examiné fue el cerro de “Arroyo Dulce” por encontrarse en el cruce de dos antiguas cañadas y poseer la orografía y posición geográfica adecuadas. Para proceder a ello solicité a la titular de la finca poder examinar el terreno obteniendo una amable respuesta. Al coronar el cerro no encontré el tipo de yacimiento deseado, sin embargo pude localizar una tumba antropomorfa solitaria con restos de tapa y una roca tallada junto a ella, ergo la breve expedición no fue infructuosa. Por otra parte, durante un estudio arqueológico paralelo en el que colaboraba como guia me entregaron dos informes con sendos yacimientos en las otras dos elevaciones que tenía en lista para explorar con el fin que nos ocupa. Dicho esto, procedí por el que me resultó más accesible desde la parcela de mis padres, Los Carrascales. Recorrí la parte alta de la loma encontrándome con otro tipo de yacimiento, pero no era lo que buscaba. Continué a través de una planicie en busca de la siguiente elevación, que era la que consideraba la más idónea para aquellos menesteres y… ¡Voilà! Allí, justo en lo más alto de la colina, con una espléndida vista de Patrite, había vestigios de una antigua construcción. En el suelo se pueden encontrar numerosos restos de piedra posiblemente extraídos de una cantera cercana, sin embargo no hay muchos restos cerámicos, solo pequeños trozos muy difíciles de identificar para alguien no curtido en ese campo. Procedí al estudio documental de la zona, y lo curioso es que la Universidad de Cádiz realizó un estudio en la misma y tiene catalogada en aquel enclave una necrópolis, lo cual no me lo parece, y menos aún de tumbas antropomorfas, puesto que en la zona no se encuentra ni una sola piedra arenisca. A falta de una excavación del enclave y debido a la ausencia de tégulas en superficie, no considero que sea un hallazgo concluyente, y aunque reúne los requisitos posicionales y estratégicos necesarios para los fines de vigilancia, podría tratarse de cualquier otra cosa.

Restos de muros
Restos cerámicos

     El segundo yacimiento ubicado en los informes facilitados se encuentra en el Rancho La Quinta, y aunque el topónimo parece ser bastante esperanzador, no parece encontrarse allí. Finalmente, a unos kilómetros de la zona, sobre el tajo de la Ruta de los Molinos, es decir, en la Vereda de Jimena, entre la maleza, encontré un puesto de vigilancia, si bien, es bastante moderno. Podría tratarse de una construcción de la Guerra Civil, de la ocupación francesa o ser un antiguo puesto de la Guardia Civil, por lo que, aun siendo interesante el hallazgo, no es lo que buscaba. Por tanto, si consideramos por buena la anterior construcción encontrada en Los Carrascales, con cierta duda, el círculo defensivo estaría cerrado... A regañadientes, eso sí.

Puesto Vigía
Puesto Vigía


     Una vez concluida la exploración al respecto, quisiera aclarar que los enclaves no excavados podrían ser mansios, quintas, postas o pequeñas construcciones civiles a pie de calzada. Lo curioso es que se encuentran todas a una distancia similar al centro urbano y en colinas de características similares. También quisiera mencionar que éstos, de ser lo que digo, no serían los únicos enclaves de vigilancia por nuestras antiguos caminos. Nuestros ancestros, en las distintas épocas, contaban con una compleja red de construcciones defensivas a lo largo de las mismas, y éstas si se tratan de fortificaciones. El ejemplo más paradigmático de ello es la torre que se sitúa en Peña Arpada. Es una torre cuadrada construida sobre la propia roca caliza. Peña Arpada en sí es una fortaleza natural y la construcción de una torre en una de las zonas altas de la formación rocosa no haría más sino agudizar esa cualidad. La datación de la torre es incierta, siendo probablemente de época medieval, de origen visigótico o andalusí. Es muy posible que fuese coetánea a la torre de la Mesa del Esparragal, con la cual mantiene contacto visual, además de con otras fortalezas de la zona, lo que facilitaría la comunicación entre las mismas. La torre, aun estando en gran estado de deterioro, deja ver que consta de tres niveles como mínimo, o al menos, son los que conserva. El primero de ellos se encuentra bajo el nivel del suelo. No es muy perceptible, pero en las estaciones secas, cuando la hierba ha marchitado se observa perfectamente la parte superior del arco de la entrada subterránea. El segundo nivel, a ras del suelo de la roca, es el que mejor conserva la dependencia con techo en forma de arco. El tercer nivel está muy desprendido, pero se puede acceder a él a través de los muros traseros de la construcción.

Torre Peña Arpada

Arco

Torre Peña Arpada
Peña Arpada

     Otro ejemplo de construcción defensiva lo tendríamos muy cerca del anterior enclave, concretamente en Peña Batida. El yacimiento cuenta con restos cerámicos ibéricos y romanos, éstos últimos datados entre los siglos I y II d.C. En la prospección llevada a cabo durante las obras de la conducción de agua no se pudo determinar el tipo de construcción de que se trataba. Pero observando la orografía y posición privilegiada del enclave, no es muy descabellado imaginar que se trataba de una construcción de vigilancia de época altoimperial. La construcción se situaba en lo alto de la peña. Aún se conservan vestigios de los muros y empedrado del suelo. En la zona hay numerosos restos de tégulas y cerámicas diversas. En la parte trasera de la roca se encuentra tallada una pila. En el informe arqueológico se indica que es un yacimiento que no se conocía hasta el momento, pero lo cierto es que me era familiar, ya que solo había que subir a la peña y se observaban numerosos restos de tégulas y ánforas por toda su superficie.

Peña Batida
Trozo de Ánfora
Restos de Piedra
Pila

     Otra construcción defensiva la encontramos en El Jautor, hallada durante las obras de la autovia Jerez-Los Barrios. En dicho lugar se encontraron restos del Bronce Final, una villa romana y una ermita mozárabe. Sin embargo, los arqueólogos afirman que "no sólo todo este conjunto de materiales del inmueble responde a la cultura hispano-musulmana, sino que algunos de ellos parecen indicar con claridad que estamos ante una construcción almohade de los siglos XII y XIII de nuestra era. Tanto el sistema constructivo a partir de encofrados de tapial como la utilización de la tabiya viene apareciendo desde época almorávide y se generaliza en la almohade. El uso del ladrillo para el remate superior de los muros de tapial responde en Andalucía a construcciones almohades, como es el cercano caso de la cerca de Jerez".
     Añaden que "la cerca, el baluarte y el material de tabiya del muro son testimonios de una función primaria o al menos secundaria de fortaleza". En ese sentido puntualizan que "podemos encontrarnos con uno de los llamados castillos de interior, de estructuras simples y sin torres, pero con un baluarte asociado a un espacio cercado, cuyo uso sería militar o coyunturalmente defensivo. Estos elementos también pueden responder a los dispositivos defensivos de una alquería o aldea almohade, cuyos vestigios materiales se extienden más allá del espacio de obra de la Autovía y permanecen desconocidos".     Los responsables de la Delegación de Cultura indican que "esta construcción hispanomusulmana, sin duda herencia de la relevancia del lugar de Jautor en el pasado romano, tiene la notoriedad correspondiente a un enclave importante en unos tiempos históricos próximos a la conquista cristiana y en un ámbito geográfico de frontera".
Excavación en El Jautor
Excavación en El Jautor

El Jautor
Excavación en El Jautor

     No podemos olvidar la majestuosa oppidum turdetana con que contamos en la Boca de las Puercas. En dicho lugar podemos encontrar uno de los yacimientos más impresionantes que haya visto en nuestro término. La oppidum se encuentra situada alrededor de unas rocas impresionantes que hacían de fortificación natural y donde, además, podemos encontrar numerosos mechinales por donde introducían las vigas para crear las vivienda. Las rocas están talladas de forma que se han creado escalones por todas ellas para poder acceder con facilidad a las múltiples cuevas que se encuentran por el lugar. Lo más impresionante del yacimiento son las dos aljibes que se sitúan en la cima de las rocas. Ambas están talladas en la piedra, de forma rectangular con una profundidad de 3 metros. Todo el recinto esta amurallado, si bien solo se conservan vestigios. Como guinda podemos encontrar una tumba antropomorfa entre las rocas. Este yacimiento fue excavado a principios del siglo XX, a pesar de ello es un gran desconocido en nuestra tierra.

Aljibe
Mechinales
     

    Debemos tener en cuenta que Alcalá cuenta con grandes picos, los cuales son idóneos para la vigilancia a larga distancia, máxime cuando en algunos casos son, además, lugares de paso entre territorios. Es lo que ocurre con lugares como la Pilita de la Reina y el Picacho, y nuestros ancestros lo sabían. Es por ello que en la cima del Pico del Algibe, junto a la Pilita de la Reina, en la misma planicie, encontramos restos de un antiguo eremitorio con funciones religiosas y militares al tratarse de un lugar de paso, y que podría remontarse al periodo musulman. También hay una estructura militar contemporánea con escalera. De todo ello hablamos en la siguiente publicación "La Pilita de la Reina".

Restos eremitorio
Restos eremitorio

Construcción militar


    Lo mismo ocurre en la cima de El Picacho, donde se encuentran los restos de una construcción, pero en este enclave los restos datan de la época romana, tal y como me confirmó en una conversación la arqueóloga provincial Maria Lazarich.

Cima de El Picacho

    Finalmente, no quisiera acabar esta publicación sin hacer referencia a la torre defensiva por excelencia en nuestros campos, la anteriormente mencionada Torre de la Mesa del Esparragal. Muchos consideran que se trata de la Turris Lascutana, aunque lo cierto es que es de época medieval con origen visigodo, reutilizando materiales romanos de la ciudad del siglo II a.C. que fue construida sobre un asentamiento calcolítico anterior. La torre se encuentra en relativo buen estado de conservación. Mantiene completa la bóveda de pañuelo del techo de la planta inferior y la escalera interior de subida a la planta superior. Sin embargo, la cubierta y los extremos superiores de cada lado, están muy deteriorados debido a que tomaron los materiales para la construcción de viviendas en la zona.

Torre Mesa Esparragal
Bóveda
Entrada a la Torre
Escalera
Entrada a escalera
Restos de vivienda moderna en lateral de la torre






     Para cerrar esta publicación quisiera hacerlo imaginando lo bucólico de una ciudad rodeada de bellas construcciones en piedra erigiéndose sobre las colinas aledañas unidas por lindas calzadas. Imaginémoslo…


BIBLIOGRAFÍA

-Delgado Hernández, Antonio; “Nuevo método de clasificación de las medallas autónomas de España.” Tomo II. 1871. pág. 162.

-Toscano Gracia, Eloisa:  "Alcalá de los Gazules en la Antigüedad", Apuntes Históricos y de nuestro Patrimonio, Alcalá de los Gazules 2017.

-Anuario Arqueológico de Andalucía 2006 [ver aquí]

-Ramos Romero, Marcos. "Historia de los Pueblos de la Provincia de Cádiz. Alcalá de los Gazules". Diputación de Cádiz. 1983

-Lazarich González, María: "Memoria Preliminar de la Prospección Arqueológica Superficial de Urgencia del Embalse del Barbate (Alcalá de los Gazules, Cádiz)". Grupo de Investigación HUM-812. Universidad de Cádiz. 2007

-http://www.iaph.es/patrimonio-inmueble-andalucia


-Tenorio, Eva: “Hallada la Primera Iglesia Mozárabe en la Provincia de Cádiz”. Diario de Cádiz. 2004. [ver aquí]

-Spahni Jean-Christian, Hours M.: "Sépultures Anthropoïdes et Haut Lieux de la Province de Cadix (Spagne)". Bulletin de la Societé Préhistorique de France, 1961.

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